domingo, 12 de noviembre de 2017

Plan B y siempre la alternativa del producto de la tierra



Siempre hay que tener un plan B, sí, como el de los ladrones cuando atracan bancos, a no ser que sean Anibal Smith, aquel del equipo A que siempre le salían bien los planes, a la hora de elegir un restaurante por si el plan A falla, ya saben cuales son los que a mi me molan, esos locales que tienen platos felices que apetece comerse a todas horas, sin necesidad de instrucciones para comerlos, ni humos, ni peritas inyectables de plástico, ni pizarrismo: el pan es pan y si chasqueas los dedos te alcanzan tu cervecita helada sin aspavientos ni mariconeos, saben los que les digo, el mérito del buen cocinero consiste en plantarte ante los típicos platillos que inundan hoy todas las cartas del país, resueltos con mucho oficio, pues el mundo se volvió tan majara que vemos unos rollitos que tenemos que tirar del traductor del móvil, con lo fácil que era decir ¡¡¡ una de carne de cabra!!! en vez de estos nombres que vemos ahora, por suerte en nuestra tierra habemos algunos que hemos encontrado la brújula perdida y vamos dando sentido a nuestras cocinas, así intentamos que de igual el plan A, B o incluso el C, que el comensal elija, ya que estaremos preparados para sorprender y hacer que se olvide por cual iba.

Recuerdan antes y ahora cosas como la salsa de tomate, la cebolla roja, el aguacate, el queso fundido,la menta, la rúcula, los pimientos y la mahonesa para hacer algunas ensaladas bien vestidas con mordisco, a más de un cocinero habrá que recordarle algunas cosas y al cliente que siga su instinto. Porque, ¡no lo olviden!, fueron sus monjes quienes recogieron y anotaron las recetas populares e inventaron nuevos guisos en la lumbre formando una cocina conventual importantísima e imponente. Laus Deo. Si hablo en primera persona les diré que no encontrarán en mi casa cocina de enunciado largo y poco “lerele”, sino todo aquello que uno desea comer, unos toques modernos a una cocina de siempre, que aunque hoy todos los hosteleros saben latín, pero no recuerdan cuando niños que por aquel entonces había dos canales en la tele, no existían helados de colores, y allí rompían la pana con sus chicharrones plancha, morena frita o la ensaladilla, única en su género.

Lo dicho queridos amigos, tengan siempre un plan B, para que no les pase como decía Sabina y Fito Paez, les llueva sobre mojado.

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