domingo, 2 de abril de 2017

Por donde empiezo a comer.



La historia es que si uno se pone estupendo e intenta adoptar el gesto y el verbo de los escritores a los que lee, como por ejemplo Álvaro Cunqueiro o Jose Maria Centeno entre otros escritores que facilitaron el trabajo de muchos cocineros de la época, donde entre lineas leías, déjense de tonterías a la hora de cocinar. Los restaurantes que los clientes quieren son esos donde disfrutan y muchos los elijen porque se prohíbe hacer experimentos con sifón, coman y beban como si no hubiera un mañana, ese tipo de restaurantes y ese estilo de cocineros son los que me ponen de buen humor, lo siento, pero es así, varias veces en el restaurante o en los cursos me preguntan ¿cuando nos ponen esos platos donde una cosa va para un lado y otra para otro, por donde se empieza a comer?, de verdad que no sé como explicar, recuerdo cuando empecé uno de mis Jefes me decía que nunca confundiera el paladar del cliente, que eso era lo que marcaba que saliera contento, este tipo de preguntas me dejan con más dudas, ¿será cierto que ya no solo se confunde al paladar, si no que en las decoraciones confundimos también?, crea un conflicto en el interior, algo debemos estar haciendo mal, lo entiendan o no, si lo primero es el cliente como es que conseguimos frustrarlo y a veces hacerle sentir miedo o aún peor, hacerle parecer tonto, por una sola cosa ¿Como se come esto? o ¿ Lo estaré haciendo bien, todos me miran?.

A veces creo que tanta inspiración artística consigue que el cliente sufra en vez de disfrutar, ¡ Ay Dios, lo dije!, no se enfaden conmigo, o si, me da igual, prefiero ser un hereje por decir lo que muchos cocineros piensan y no se atreven, señores cocinar es transformar un género en algo elaborado, aproximadamente algo así decía mi profe de tecnología, pero ha llegado un momento en el que no sé si ir a hacer turismo a la Sagrada Familia o al Capricho de Gaudí o a determinados restaurantes, creo que mi cartera me agradecerá un viaje a Barcelona o Cantabria antes que a determinados locales.

Algún día volverá la coordura o no, que más da, simplemente diviertanse cocinando y sobre todo no confundan un sabor o decoren de manera que no sepan por donde empezar. ¡ Larga vida a la vieja escuela!.

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