lunes, 20 de febrero de 2017

La cocina en Hollywood.



¡Listos y acción!

Hoy vivimos tiempos en los que los chiquillos quieren ser chef de renombre o crítico gastronómico (Cuántas leyendas hemos oído todos de tal o cual inspector que acude a sus citas disfrazado con su bigote postizo, o la de aquel otro que jamás reserva mesa con anticipación revelando su verdadera identidad e inventa nombres comunes para que los patrones de los garitos piensen que quién acudirá es, como diría Sabina un tahúr de Montecarlo, flautista en Hamelín, cantante en las Vegas, taxista en Dublín... ), ¡qué cruz!, y todavía algún despistado piensa que las nociones básicas de cocina las aprenderá en televisión o en algún máster presencial de esos que terminan en fraternal abrazo, o viendo vídeos en You Tube, ¡Manda huevos!. Para echar leña al fuego están los guionistas de Hollywood o los que imaginaron la película Ratatouille, ese ratón que bajo el gorro de cocinero era capaz de dirigir la elaboración de un pisto provenzal, o una estupenda vaca a la moda con sus zanahorias torneadas ( ¿sabrán los de la E.S.O. que es tornear?).Y curiosamente el mundo da vueltas como un tiovivo y hoy muchos profesionales que calzamos mandil parecemos payasos de feria con nuestros números circenses, muchos se creen Jean Renó en "El Chef, la receta de la felicidad", Catherin z Jones en "Sin Reservas", o Jon Favreau en "el Chef", igual los dejan y se compran un camión de comidas.

Hecha la introducción me hago mil preguntas, ¿Que enseñan en las escuelas de cocina hoy en día?, ¿Les muestran lo que es realmente la cocina o les hacen vivir en un mundo de fábulas?, ¿ Realmente cambian el cuchillo por el sifón?, ¿Saben que es un sofrito?.... Tantas y tantas.

Igual es una locura, o como dice Xavi Brusca soy un romántico de los fogones, pero queridos amigos la cruda realidad (vaya me salió el titulo de la peli de Gerard Butler), es otra, sueldos bajos, 12 horas en un fogón, cortes, quemaduras... un alto indice de divorcios y la foto de la familia en la cartera, esta parte y la del gorro de cocina en los programas de la tele tienen algo en común, ¡No se ven!.

Esto cambia a un ritmo que da vértigo,luego pasa lo que pasa, nos llegan los chavales a la cocina creyendo que tienen superpoderes o una varita mágica en las manos, creen que estudiaron para banqueros o van a currar en Wall Street y no entienden de que va este asunto.

He decidido que voy a entrevistarme con una serie de profesores de cocina de distintas escuelas, con unas preguntas concisas para ver si entre todos damos cordura a esta profesión.

Me despido al más puro estilo de cualquier serie americana con un TO BE CONTINUED...

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