martes, 3 de enero de 2017

Paseos gastronómicos.

Acabamos un 2016 lleno de lucha, alegría, tristeza, risas, lloros, quemaduras y como no, de muy buenos platos, ya saben la vida del cocinero resumida rápido y con pocas palabras.
Hemos paseado por todo tipo de restaurantes, guachinches y cafeterías, alguno donde vamos con amigos, otros donde nos encontramos hasta la vecina del quinto y otros donde vemos al señor corbata anudada acompañado de una señora de buen ver, en todos nos hemos divertido y  hemos comido de escándalo, cada uno defendiendo su cocina como mejor entiende (eso es de agradecer), hemos evitado a los cocineros de postín ya que nos caen mejor los que defienden la cocina, los productos y sobre todo valoran lo importante... el cliente, por lo tanto no nombraremos esos restaurantes de alfombra roja donde hay que ponerse guantes de seda para ir a mear, ni a esos cocineros que salen a sala con chaquetillas impolutas y con el pecho hinchado.
Considero que esto de cocinar debe de ser divertido y que cocinamos para los clientes no para satisfacer un ego (si va por los ego-chef y los profetas gastronómicos), para recordar de donde viene esto de los fogones, hace un tiempo los cocineros eran encarcelados, en otra época eran currantes llenos de grasa con quemaduras y hoy algunos les da por ser peña mediática.
A lo que iba que me enredo y me voy de viaje a la luna, en este año 2016 hemos pasado muy buenos ratos con la servilleta anudada al cuello, cuchillo y tenedor en mano probando cosas muy ricas allá por donde hemos ido, distintos restaurantes, distintos cocineros y diferentes cocinas todas con un fin común ¡sorprender al cliente!.
Esperando que este 2017 sea más explosivo aún, más divertido y con esos fogones a toda pastilla, les deseo la mayor de las suertes a todos estos cocineros ( reniego de la palabra Chef en el significado actual), que defienden esa chaquetilla cruzada y siguen elaborando para quien realmente es la estrella de nuestras casas... El cliente.
Pueden ir en paz, larga vida a la vieja escuela ¡Amen!.

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